Hace un par de años, Chile se vio envuelto en una discusión bastante apasionada. Desde un grupo de diputadas y diputados, aparecía una propuesta para establecer la obligatoriedad de la educación sexual desde los primeros años de escolarización, considerando además objetivos más precisos y amplios respecto a la ley 20.418 (que considera el derecho a recibir información ligada a la educación sexual durante la educación media). Los dimes y diretes no se hicieron esperar, y dada la baja calidad argumentativa de la discusión misma del asunto, la que a ratos se volvió vergonzosa, no vale la pena siquiera ocuparnos de ello. El resultado fue el rechazo del proyecto, así como de otras propuestas alternativas que no lograron tomar mayor fuerza en el hemiciclo.
Lo más preocupante de todo es que, en la mayor parte del proceso legislativo, poco o nada se hablo de SEXO. Así las cosas, los discursos pasaron de la GENUS (genitalidad) a HEDONÉ (placeres), sin extenderse mucho hacia la SEX (SEXO). Y quizás aquí es donde se hace necesaria una propuesta de comprensión ¿Qué vamos a educar si no hablamos de la noción que da sentido a la propuesta en sí, en ese caso el sexo? -
La idea de Sexo, es más moderna que antigua, aunque la mayoría de la gente piense lo contrario. La “cuestión de los sexos” no fue preocupación hasta entrada la modernidad (siglo XVIII) , considerando que las explicaciones previas habían servido (y aún sirven), para explicar fenómenos propios de la reproducción (con la aparición del sexo, será nombrada procreación); y los efectos del deseo en los encuentros y sus placeres (la explicación erótica, que sigue siendo relevante, aunque ha cambiado sus formas y vestimentas). El planteamiento moderno del sexo lleva a pensar en las identidades de esos sujetos que, una vez reconocidos como sexuados, se diferencian de forma referencial. La idea de que “No hay hombre sin mujer”, aparece razonable por primera vez en la cultura occidental que conocemos en aquel tiempo (no así en la oriental, que lleva su propio camino). Por tanto, y solo desde aquí, se replantean las antiguas tesis para comprender aquello que llamamos sexo, y desde nuevas nociones epistemológicas, abrir el espacio a un nuevo modelo de configuración que logre hacer inteligible aquello que queremos estudiar, y en último punto, educar. Pues, a sabiendas de que la historia humana occidental ha considerado la función sexual desde diversos escenarios, y con fines muy diferentes, hace falta resumir y ampliar algunos aspectos que serán claves para asentar las bases de una propuesta actualizada, y con esbozos de un nuevo objetivo: convivir
¿Qué es el Sexo? Respuestas Propositivas en la historia occidental
Adaptación de planteamientos de Joserra Landarroitajauregui (2015)
Principal Fuente | Raíz o Base | Función | Locus |
Desde una visión Aristotélica/ Complementariedad genésica. | GENUS Unidad de análisis: Genos. | Generar vida, reproducirse. | Genitalis |
Desde una visión Platónica/ Heterotropismo (atracción por otro) | Dios Eros. Unidad de análisis: Deseo (erótico). | Anhelo por el otro, que motiva la búsqueda | Hedónico. |
Placeres amatorios fuera de los aspectos morales del cristianismo romano. Virtudes vs Carnal. | Espíritu de Hedoné (Voluptas en Roma). Unidad de análisis: Edudemonia (el goce del juego) | Deseo de encuentros con placer y sus implicancias | Hedónico |
Desde la Ilustración (siglo XVIII) . Hombre y Mujer, dos sexos que se encuentran. Sinergía. | SEXUS Unidad de análisis: Agente sexuante (Sexógeno) | Diferenciador que permite la diversidad y variabilidad. | Sexualis |
En este resumen vemos lo relevante de comprender que, frente a diferentes locus de estudio, el SEXO ha tomado distintas funciones y nombres, con sus respectivos alcances y limitaciones, pero solo en la época moderna es nombrado desde su matriz epistemológica actual (y de la que hoy nos hacemos parte). Sin embargo, las nociones de los locus anteriores no desaparecen, sino que son absorbidos bajos nuevos parámetros, matizando algunos efectos y cambiando de plano algunas premisas.
Hoy sabemos que la idea moderna del sexo, no ha sido planteada desde la nada, ni menos aún que sea una novedad de los últimos años (¡Ahora todo es sexo!, dirán algunos/as). Al contrario, su columna vertebral se ha configurado desde diferentes propuestas y miradas que superan los planteamientos generales del módulo anterior, pero que hemos tratado de esbozar para apreciar en complejidad, pero también en utilidad. Y es que podemos creer que el sexo debe ser higienizado para evitar su descalificación, y así luego trabajar en torno a él. Pues no es la idea, porque higienizar implicaría lavar de “lo sucio”, lo que es una idea más moral que sexológica. Lo que planteamos es valorar el concepto en su medida, y para ello hacer presente que de todas las ideas que lo han formado, hay unas que tienen mayor potencialidad de cultivo y otras que podemos ir reformulando.
Así, el origen griego de la SEX latina se establece en el verbo conjugado de Temno (Τῆμνος) , el cual hace alusión a seccionar. Por eso su producto es el Tomn (aquella parte seccionada), (como los “Tomos” de una enciclopedia). Esto quiere decir que, aunque no se estableciera la noción de sexo, en aquellos años ya se hacía una pregunta de interés sexual: ¿Qué sucede con la gente que se atraen y se buscan? (Amezúa, 2012). Esta pregunta fundará en interés (y cobrará nueva relevancia), con la aparición del “segundo sexo”, o más precisamente de la mujer moderna, que ya no extensión de lo masculino, reclama su justo reconocimiento como sexo referencial en el siglo de las luces.
El sexo refiere conceptualmente a la biografía de los sujetos sexuados, no a sus genitales. Hablamos entonces del sexo como identidad, producto de un proceso de sexuación. Por tanto, establecer una base epistemológica clara que nos permita tirar el hilo del conocimiento, se hace indispensable para comenzar la tarea que, en el mejor d ellos casos, nos permitirá responder la pregunta inicial. Educaremos aquello que, luego de situar el sexo moderno, sea razonable para abrir el diálogo entre los sujetos sexuados, desde sus identidades y deseos, no desde los genitales y sus placeres. Y no se renuncia a estos últimos, sino que se les sitúa donde deben estar, para dar al sexo el valor que merece.
El programa de Diplomado en Educación Sexual y Afectiva de Fundación CESI, en su versión 2022, pretende abrir un espacio de curiosidad y exploración en la nueva tierra de los sexos, considerando sus nociones y comprensión histórica, con el fin de precisar propuestas técnicas y metodológicas propias de un programa educativo que tenga como objetivo el cultivo del valor de la convivencia de los sujetos sexuados. Con esto, pretendemos entregar una base sexológica que permita sostener acciones educativas que no se focalicen en meros aspectos preventivos o morales, sino que empujen a la crítica y la constante reflexión sobre quienes somos y como son nuestros encuentros. Es una invitación a pensarnos desde el Hecho Sexual Humano.
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